miércoles, 31 de julio de 2019

90 años de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929


Se cumplen nueve décadas de la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona. Resumir la historia y el significado de este certamen es tan complejo por la gran cantidad de información existente al respecto que ello invita a la elaboración de más de un artículo. Aquí se ofrecerá una visión global de lo que fue su historia, desde su gestación hasta la clausura.
El éxito conseguido en la Exposición Universal de 1888 ofreció la posibilidad de repetir este evento. Con la victoria de la Lliga Regionalista en las elecciones de 1901 la idea fue tomando más consistencia. Cuatro años después, el arquitecto Josep Puig i Cadafalch la pensó como una excusa para llevar a cabo el ambicioso plan urbanístico del arquitecto francés León Jaussely, nunca hecho por la lentitud de las gestiones del proyecto. Por ello, las obras más monumentales quedarían limitadas al futuro recinto de la Exposición. En un principio se planteó ubicarla en el área del Besòs (actual zona del Fòrum) pero finalmente se decidió hacerlo en la montaña de Montjuïc, lo cual marcaría otro desarrollo de la ciudad.


El gran peso de las industrias eléctricas en Barcelona planteó que el certamen se hiciera en relación a una amplia muestra referente a este sector económico tan potente y emergente, idea que el mismo Puig i Cadafalch presentó en 1915. Además de las industrias eléctricas, la muestra se extendería también a todas las ramas del comercio y la industria, más un apartado dedicado a las actividades deportivas y artísticas. Pero el estallido de la I Guerra Mundial y la crisis económica ralentizaron el proyecto. La idea inicial, sin embargo, había servido de base para ejecutar las obras de urbanización y de ajardinamiento de diferentes partes de la montaña. Los primeros trabajos comenzaron en 1917 bajo la dirección del ingeniero Marià Rubió i Bellver y terminaron en 1923 por su lentitud. Se inauguraron los primeros jardines, el parque Laribal, los palacios de Alfonso XIII y de Victoria Eugenia, junto con las escalinatas de acceso, las escaleras de Miramar, y algunas esculturas como "Dante", "San Jorge" y " La Belleza”. En el camino del Castillo se instaló una escultura en la memoria del aviador Juan Manuel Durán.


La inauguración de los dos palacios, el 13 de septiembre de 1923, coincidió con el golpe de estado del capitán general Miguel Primo de Rivera. Ello retrasó la programación del evento hasta 1929 para hacerlo coincidir con la Exposición Ibero-Americana de Sevilla. Afortunadamente un pacto entre el nuevo régimen, la Lliga Regionalista (a pesar de ser ilegal) y la comisión promotora de la Exposición de Industrias Eléctricas acordó sacar adelante el proyecto de la Exposición Internacional. Francesc Cambó y Joan Pich i Pon fueron nombrados comisarios concejales y Pere Domènech como nuevo director de las obras, mientras que Puig i Cadafalch fue apartado como jefe del proyecto por razones políticas. El Estado apoyó el certamen porque creía poder reflejar su política megalómana basada en grandes obras públicas, la entrada de capital extranjero, proteccionismo industrial y nacionalismo técnico. El Ayuntamiento de Barcelona se convirtió en el organizador, con una inversión de capital muy grande para la época, de 140 millones de pesetas. Hubo algunos cambios, como el derribo de las cuatro columnas de Puig i Cadafalch, el cambio de nombre del museo arquitectónico al aire libre llamado Iberona por Pueblo Español, el bautizo de la plaza de entrada al recinto como plaza de España, y el nuevo enfoque de la exposición centrada no solamente en la industria sino también en los deportes y el arte.


El 19 de mayo de 1929, se celebró la ceremonia inaugural de la Exposición Internacional de Barcelona con la asistencia de unas 200.000 personas concentradas por toda la avenida de la Reina María Cristina. Las principales autoridades asistentes fueron, entre otras, S.M. el Rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia, el jefe de Estado Miguel Primo de Rivera, el director de la Exposición Mariano de Foronda, los comisarios promotores del certamen Joan Pich i Pon y Francesc Cambó, el presidente de la Diputación el Conde de Montseny, y el alcalde de Barcelona y barón de Viver Darío Rumeu Freixa. Después de los discursos inaugurales hechos por las principales autoridades, deleitaron a los asistentes con espectáculos visuales, como el vuelo de 60.000 palomas, los reflectores del Palacio Nacional, los juegos de luz de la Fuente Mágica, obra de Carles Buïgas, las cascadas  iluminadas y las columnas luminosas de colores que ocupaban la avenida de la Reina María Cristina.


El recinto de la Exposición Internacional ocupaba una superficie de 1.200.000 m2. El punto de partida era la plaza de España, urbanizada ese mismo año. En el centro destacaba la fuente monumental, obra de Josep Maria Jujol. En el lado contrario a la montaña había los hoteles, obra de Rubió i Tudurí, y la plaza de toros de Las Arenas, de August Font i Carreras. El principal eje de acceso era la avenida de la Reina María Cristina, coronada a su comienzo por dos torres venecianas de 47 metros de altura cada una que simbolizaban la puerta de entrada al recinto, obra de Ramon Reventós. Estructuralmente el espacio ferial se dividía en tres zonas. La primera, en la parte más urbana, se hallaba delimitada por la plaza de España, la calle del Marqués del Duero (Paralelo), la calle de Lérida, la avenida de la Prensa, la avenida de Rius y Taulet, la calle de México y la calle de Cortes (Gran Vía). Comprendía el Palacio de Comunicaciones y Transportes, el Palacio del Vestido, el Palacio de Metalurgia, Electricidad y Fuerza Motriz, el Palacio del Arte Textil, el Palacio de Proyecciones, el Pabellón de Suministro de Electricidad en Alemania, los Pabellones de Beneficencia, el Pabellón de Oficinas de la Exposición, el Pabellón de Bomberos y los llamados Complementos A y B del Palacio de Metalurgia, Electricidad y Fuerza Motriz.


La segunda zona quedaba delimitada por las avenidas de Rius y Taulet, Marqués de Comillas (Francesc Ferrer i Guàrdia), Estadio y Miramar, además de la calle de Lérida y la avenida de la Prensa. Comprendía el Pabellón de la Ciudad de Barcelona, el Palacio de Alfonso XIII, el Palacio de Victoria Eugenia, el Pabellón Oficial de Alemania, el Pabellón Oficial de Francia, la Casa de la Prensa, el Palacio de Artes Decorativas, el Palacio de las Artes Gráficas, los Palacios de la Sección de Agricultura, el Palacio de Arte Moderno, el Pabellón Real, el Palacio de las Misiones, el Palacio de la Química, el Palacio de las Diputaciones, el Pabellón de Yugoslavia y el Palacio Nacional. Éste último, obra de Enrique Catá y Pedro Cendoya, ocupaba 31.000 m2 y constaba de un salón de fiestas y albergaba la exposición "El arte en España". Otros elementos destacados eran los jardines de Amargós, de San Julián, de la Rosaleda y de la Fragua; el parque Laribal, el Pabellón del tenis, el Umbráculo, el Pabellón del Mapa de España, un parque de atracciones que incluía un tren de vapor en miniatura, y el Pueblo Español. Éste recinto al aire libre tenía una superficie de 20.000 m2, y contenía todo un conjunto de construcciones típicas españolas destinadas a exhibir los diferentes aspectos de la vida rural de nuestro país de diversas épocas y regiones, con costumbres, indumentaria, fiestas y oficios populares reproducidos. Se celebraban espectáculos, fiestas, concursos de charangas rurales, festejos populares de diferentes regiones, corteses históricos, verbenas, torneos de caballeros y otros actos de tradición nacional. Otro lugar destinado al entretenimiento era el Teatro Griego, para representaciones sobre un escenario que imitaba los antiguos teatros clásicos al aire libre. Tenía capacidad para 2.000 personas en un corazón de 60 metros de diámetro.


Y la tercera zona, en el centro de la montaña de Montjuïc, comprendía la parte superior de las avenidas del Estadio y de Miramar. Comprendía el Palacio del Estadio Español, el Palacio Meridional, el Pabellón de Anormales, el Pabellón de Bélgica, el Pabellón de Dinamarca, el Pabellón de Hungría, el Pabellón de Italia, el Pabellón de Noruega, el Pabellón de Rumanía, el Pabellón de Suecia y el Pueblo Oriental. Sin embargo, la construcción más importante fue el Estadio Municipal, de 45.500 m2 de superficie, con un campo de 20.575 m2 y unas gradas con una capacidad para 60.000 espectadores. Sobre el terreno había un campo de fútbol, una pista de saltos y lanzamientos y una pista para 7 corredores en línea de 500 metros de longitud. A pie de tribuna había otra pista para carreras rectas, de 220 metros de longitud. Fue inaugurado el 20 de mayo. Como anécdota simpática allí se celebró un partido de fútbol entre el Cataluña y el Bolton Wanderers, en el que ganaron los catalanes por 4-0. Además del Estadio Municipal, había unos pabellones destinados a exhibiciones de boxeo y esgrima, pistas de tenis, el campo de rugby de La Foixarda y una piscina descubierta para juegos y competiciones acuáticas.
Otro elemento singular era el restaurante de Miramar, de 800 m2 de superficie y 2 vestíbulos. Constaba de una planta baja con un gran salón central para café y comedor, salón de fiestas, salón de té, bar y 2 pequeños salones aislados. También había una terraza con un mirador panorámico que ofrecía buenas vistas al mar.


Otras construcciones no oficiales fueron los pabellones de Amer Picón, Torre Asland, Real Compañía Asturiana de Minas, Domecq, Eclipse, Rocalla, Savonius, Uralita, Viandox y Vives Pons, en la avenida del Estadio; los pabellones del Banco Central, Hartmann y La Lechera, en la avenida del Marqués de Comillas; los pabellones de los Artistas Reunidos, Compañía Española de Turismo, Compañía Hispano-Americana de Electricidad, Compañía de Fluido Eléctrico, Talleres Damians, Hispano-Suiza, Industria Nacional Metalúrgica, Molfort, Riegos y Fuerzas del Ebro, Energía Eléctrica de Cataluña y Barcelonesa de Electricidad, en la avenida de Montanyans; los pabellones de la Confederación Hidroeléctrica del Ebro, Pirello, Agua de la Virgen de Montserrat, Banco Vitalicio, Banca Catalana, banca Covadonga, Caja de Previsión y Ahorro, Perfumería Gal, Establecimientos Maragall y Pluma Watermann, sitos en la explanada oeste del Palacio Nacional; los pabellones de Aceites de Oliva de España y Compañías del Gramófono, en el paseo del Pabellón Real; el Palacio de la Caja de Pensiones para la vejez y de Ahorros y el Pabellón de Nitratos de Chile, en el paseo de Santa Madrona; el Pabellón de la Compañía de tabacos de Filipinas, en el paseo de la Técnica; los pabellones de Brown Boveri y Caldo Maggi y el Pabellón Oriental Norteafricano, en la plaza de la Fuente Mágica; el Pabellón Burmeister & Wain, en la plaza de los Reyes; el Pabellón de Asland, en la plaza de San Jorge; y los pabellones de la Compañía Arrendataria de Tabacos, Agua Montal, Electric Supplies, Compañía Española Transatlántica, Papel de Fumar Bambú, Byrrh, Artículos para reclamo, Compañía Nacional de Publicidad, Sociedad Española de Photomaton, La Perla Mallorquina, Plumas Estilográficas y de la Fundación Rosillo de Seguros, en la plaza del Universo.


Los países que participaron en el certamen fueron Alemania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Noruega, Rumania, Suecia, Suiza y Yugoslavia. Concurrieron también, aunque de manera no oficial los Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Japón, Portugal y varios países orientales. En cuanto a los países latinoamericanos, éstos hicieron presencia en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla, que complementaba el certamen de Barcelona.
Para acceder al recinto se potenció el transporte público con la creación de servicios especiales que se sumaron a las líneas ya existentes de tranvía y autobuses que llegaban a la plaza de España. La Compañía General de Ferrocarriles Catalanes reforzó su oferta de trenes de Martorell, Manresa e Igualada a la plaza de España. El Ferrocarril Metropolitano de Barcelona (Transversal) estableció trenes lanzadera entre la plaza de Cataluña y la plaza de España. Paralelamente la Compañía General de Autobuses de Barcelona creó cuatro líneas entre la plaza de España y Miramar, el Palacio Nacional, el Estadio y el Palacio de las Diputaciones, más una quinta línea llamada "Visita ciudad" que llegaba hasta la plaza de Cataluña. Además, puso en servicio los primeros autobuses turísticos de Barcelona, las líneas "Gran circuito de lujo" y "Circuito interior" que efectuaban una parada de una hora y media en el Paralelo para dar tiempo a subir y viajar a la montaña de Montjuïc y visitar el recinto mediante transbordo con el citado funicular. También desarrolló un papel muy destacado el funicular del Paralelo a la avenida de Miramar (en aquella época el más grande, rápido y moderno del mundo) y, en menor medida, la línea a las inmediaciones del castillo, ambas explotadas por la Sociedad Anónima Funicular de Montjuich. Otro servicio fue el pequeño funicular del final de la calle de Lérida al Palacio Nacional, que sólo circuló durante el certamen.


Los medios de comunicación hicieron una excelente difusión del certamen a través de las principales cabeceras de la prensa catalana y nacional, la edición de un boletín informativo semanal a 20 céntimos de peseta (Diario Oficial de la Exposición Internacional de Barcelona) y la publicación de numerosas guías oficiales para visitantes y turistas.
El 30 de enero de 1930 finalizó la Exposición Internacional, si bien el acto oficial de clausura y entrega de premios se celebró el día 15 anterior a las 11.40h en el salón de fiestas del Palacio Nacional, con la presencia de S.M. el Rey Alfonso XIII, autoridades municipales y de corporaciones oficiales, además de los responsables del certamen, gentiles y grandes de España, personalidades con títulos nobiliarios y eclesiásticas, miembros del Ejército, representantes de la Diputación, personalidades del ámbito universitario, comisarios extranjeros de los países participantes y altos funcionarios tanto estatales como de provincia y municipales.


Fotos: Archivo La Vanguardia, Arxiu Fotogràfic de Barcelona (AFB), Carné, Fundació Mies Van Der Rohe, Josep Gaspar, Pérez de Rozas.

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