jueves, 8 de junio de 2017

Que las Ramblas recuperen sus nombres originales


Desde hace algunos años las tradicionales Ramblas barcelonesas han perdido inexplicablemente la denominación original de cada uno de sus tramos por la nueva denominación unificada "La Rambla". Ello queda claramente reflejado en las placas callejeras. Si a la calle más famosa de la ciudad se la ha denominado popularmente como "Las Ramblas" en plural, se debe a que en realidad dicha arteria está formada por más de una rambla, cada una de ellas con un nombre, una identidad y una historia: la Rambla de Canaletes, la Rambla dels Estudis, la Rambla de Sant Josep, la Rambla dels Caputxins y la Rambla de Santa Mònica, las cuales definen un paseo de 1.200 metros de longitud desde la plaza de Catalunya hasta el monumento a Colón. ¿Qué sentido tiene entonces llamarla "La Rambla" en singular y oficializar esa errónea denominación en detrimento de los nombres originales? Ante la nomenclatura actual merece la pena hacer un breve repaso acerca del origen de las cinco denominaciones de una arteria que desde el año 1440 dejó de ser una riera para convertirse definitivamente en el paseo que es.

Aguaderas en la fuente de Canaletes en 1910. El antiguo abrevadero con pequeños canalones de suministro de agua dio nombre a la Rambla de Canaletes. Foto: AHCB

Empezando desde la plaza de Catalunya se inicia la Rambla de Canaletes, la cual finaliza entre las calles de Santa Anna y del Bonsuccés. Tomó el nombre de una vieja fuente o aljibe situada en el Estudio General cuyas canalizaciones abocaban el agua en una especie de abrevadero. De dichas canalizaciones surgió la palabra "canaletes" que significa canalones pequeños. Las torres que formaban parte de la segunda muralla y que se hallaban donde actualmente transcurre la calle de Pelai fueron llamadas también de Canaletas. Se derribaron en 1854 tras destruirse el baluarte y el fuerte. Años después, en 1862 se instalaron a modo provisional dos fuentes de hierro y en 1892 de forma definitiva la actual Font de Canaletes, una fuente-farola obra del arquitecto Jaume Rodelles, de las cuales existe una decena de copias repartidas por toda la ciudad. Punto de encuentro masivo para celebrar los títulos ganados por el Futbol Club Barcelona, dice la leyenda que quien beba de su agua regresará a la ciudad, de ahí que visitantes y turistas acudan a modo de ritual.

Dibujo de la Universidad del Estudio General anterior a 1714, que dio nombre
a la Rambla dels Estudis. Foto: Arxiu UB

El segundo tramo correspondería a la Rambla dels Estudis, que se inicia entre las calles de Santa Anna y del Bonsuccés y finaliza entre las calles de la Portaferrissa y del Carme. Debe su nombre a la antigua Universidad del Estudio General o Universidad Literária, que funcionó entre los años 1558 y 1714, sucesora del Estudio General de Barcelona de 1450. El edificio se emplazó entre las actuales calles de Pelai y Santa Anna. Hubo hasta el 2013 las tradicionales paradas de venta de pájaros y pequeños animales domésticos, de ahí que también se conociese como la Rambla dels Ocells. Se trataba de una feria pajarera muy antigua, de 1843, a modo de extensión del mercado de la Boqueria que luego se independizó. De carácter ambulante, tuvieron un fuerte impulso a partir de 1929. Desgraciadamente han desaparecido dando lugar a vulgares quioscos de alimentación y souvenirs para turistas que de ningún modo se integran en la verdadera identidad del paseo.

Dibujo de la iglesia del convento de San José de las Carmelitas Descalzas, que dio nombre a la Rambla de Sant Josep. Foto: publicación de Gaietà Barraquer en el libro Las casas de religiosos en Cataluña durante el primer tercio del siglo XIX

El tercer tramo correspondería a la Rambla de Sant Josep, que se inicia entre las calles de la Portaferrissa y del Carme y finaliza entre el Pla de la Boqueria y la calle del Hospital. Debe su nombre al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, que existió entre el siglo XVI y 1835 y que acogió la Casa Provincial y el Noviciado. Previamente se erigió una pequeña iglesia dedicada también al mismo santo en 1586. En 1746 se instaló una prestigiosa fábrica de letras que ostentó el título de Real, y en 1833 innovó con una entonces modernísima máquina de impresión llamada La Carmelitana que obtuvo la exclusiva de fabricación por parte del rey. Una revuelta popular la noche de San Jaime de 1835 incendió y destruyó el convento. En su lugar se construyó el mercado de Sant Josep, también conocido como La Boqueria, inaugurado en 1840. El término "boqueria" deriva de "boc" que en catalán significa cabra. Es decir, hace referencia a la venta de carne de cabra. 

Mercado de La Boqueria en una imagen del siglo XIX. Foto: AHCB

Este tramo también se denominó antiguamente Rambla de les Tres Torres porque en el tramo de muralla que se levantaba desde la Puerta Ferrisa hasta la Boqueria había tres torres. En la parte inferior más cercana a la Boqueria todavía conservan los tradicionales quioscos de flores y plantas, de ahí el popularísimo nombre de Rambla de les Flors. El Pla de la Boqueria, punto de nacimiento de los primeros servicios de transporte colectivo de Barcelona, se le conocía también como Pla de la Calma (por la presencia de gente ociosa y que iba a descansar), Pla dels Comediants (porque era punto de encuentro y tertulia de actores cómicos), Pla dels Mestres de Cases (porque era punto de encuentro de quienes buscaban trabajo de este oficio), Pla de la Sopa o Pla de l'Olla (porque se repartía sopa para los pobres, a menudo aguada para aumentar el número de raciones, de ahí la llamaran "sopa boba"), Pla dels Bergants (porque se congregaba la gente sin trabajo) y Pla de l'Os (por la presencia de gente ociosa). En 1976 se inauguró un mosaico obra de Joan Miró que recibe a los visitantes que vienen por mar.

Dibujo del antiguo convento de los Capuchinos de Santa Madrona y el Hort del Vidre, que dio nombre a la Rambla dels Caputxins. En su lugar existe la plaza Reial. Foto: AHCB

El cuarto tramo correspondería a la Rambla dels Caputxins, que se inicia entre el Pla de la Boqueria y la calle del Hospital y finaliza entre la calle dels Escudellers con plaza del Teatre y la calle del Arc del Teatre. Debido a su posición geográfica, también se la conocía popularmente como la Rambla del Centre o Rambla del Mig, pues los antepasados barceloneses consideraban este tramo la verdadera rambla y el corazón del paseo. Ello no es casualidad, pues fue el primera de las cinco ramblas que se urbanizó. Debe su nombre a la presencia del antiguo convento de los Capuchinos de Santa Madrona, ubicado inicialmente en la montaña de Montjuïc y documentada su capilla de 1403, pero tras ser destruido a raíz de la Guerra de Sucesión al usarse como fuerte de las tropas austracistas, el rey Felipe V autorizó su reconstrucción en las Ramblas esquina con la calle de Ferran. El convento se derribó en 1823, la capilla se salvó de la quema de 1835 y en su lugar se urbanizó la plaza Reial.

El Centre d'Arts Santa Mònica el pasado Sant Jordi, antiguo convento de Santa Mónica,
que dio nombre a la Rambla de Santa Mònica. Foto: Ricard Fernández Valentí

Y el quinto y último tramo correspondería a la Rambla de Santa Mònica, entre la calle dels Escudellers con plaza del Teatre y la calle del Arc del Teatre, y la plaza del Portal de la Pau. Antiguamente llegó a conocerse como la Rambla dels Ollers porque los alfareros establecidos tras la muralla y delante de la plaza del Teatre extendían por lo largo y ancho del paseo las ollas, jarrones y baldosas recién hechas para que se secaran al sol. Otros nombres populares que recibió fueron los de Rambla del Pes de la Palla (al establecerse un almacén real de paja destinado a los caballos de las tropas), Rambla dels Gossos (debido a la presencia de muchos perros sin amo que por la madrugada corrían solos rambla hacia arriba), Rambla dels Soldats (debido a las maniobras militares ante el Palau March de Reus, principal centro militar de la ciudad, y a que allí se hacía el cambio de guardia) y Rambla dels Comediants (al ser frecuentada por gente del mundo del teatro vinculada a la cofradía de comediantes de la iglesia de Santa Mónica). Sin embargo, el nombre oficial fue el de Rambla de Santa Mònica, cuyo nombre se debe a la presencia del convento de Santa Mónica de los Agustinos Descalzos, edificio de 1636 que contribuyó a la urbanización del paseo y que tras ser declarado en 1984  monumento histórico-artístico de carácter nacional acoge desde 1988 el Centre d'Art Santa Mònica. No fue hasta el año 1774 que se derribaron las murallas permitiendo la apertura del paseo hasta el mar.

Ejemplo de variedad de placas toponímicas: la de los nombres originales (correctas)
y abajo la genérica (incorrecta). Foto: Canaan

Hay quienes consideran la Rambla de Mar y la Rambla de Catalunya como prolongaciones, aunque en realidad y a pesar del continuo del paseo nada tienen que ver. Un breve repaso sobre el origen de los nombres recibidos por las Ramblas ayuda a entender que deben recuperar sus tradicionales denominaciones porque de lo contrario supondría anular una parte de la memoria histórica de una arteria que es el corazón de Barcelona. Por ello, las actuales placas que indican el genérico "La Rambla" deberían ser retiradas para colocar a cambio las de los cinco nombres originales, incluso si es preciso acompañadas con una pequeña explicación del porqué se llaman así, como suele hacerse en las placas callejeras dedicadas a personajes históricos.

1 comentario:

Júlia dijo...

Tens tota la raó, ho pensava fa uns dies.