viernes, 18 de marzo de 2016

Sí a los conciertos de música en vivo y al fomento de la cultura en Barcelona


El ayuntamiento de Barcelona ha decidido que todos los bares de la ciudad puedan ofrecer música en vivo. La condición sine quanon será evitar molestias vecinales limitando las horas de concierto según los casos y acondicionando los locales mediante un sistema de insonorización cuyas obras subvencionaría el mismo consistorio municipal. Ello es una excelente noticia que permitirá a los músicos emergentes disponer de espacios para expresar libremente sus cualidades artísticas, hecho que además supondrá para ellos la posibilidad de brindarles una oportunidad para darse a conocer y, quién sabe, llegar a ser famosos.
Barcelona, gracias a su carácter cosmopolita, abierto e integrador fue durante muchos años un referente español y europeo a imitar, y sobretodo una rica cantera de artistas e intelectuales, pues de aquí surgieron muchos personajes de talla nacional e internacional de los cuales nos podemos sentir orgullosos. Podríamos abarcar desde los modernistas que se reunían para hacer sus animosas tertulias en "Els Quatre Gats" hasta la llamada Gauche Divine barcelonesa que se prodigó por el mítico Tuset Street.
Sin embargo, durante estos últimos 35 años la tendencia ha sido a la baja, y en la actualidad se corre el grave peligro de desembocar hacia una ciudad provinciana, cerrada y excluyente. Los tiempos cambian y los modelos de hacer ciudad evolucionan inevitablemente, de ahí que en caso de no apostar por una transformación que se ajuste a las demandas actuales se desemboque a una situación de estancamiento. Y para quien lo dude: ¿cuántos artistas e intelectuales con prestigio y renombre más allá de nuestras fronteras han surgido de Barcelona durante estas últimas tres décadas?


Ante la nueva iniciativa han surgido voces recelosas, pero no debería ser motivo de alarma porque a menudo son argumentos irracionales. Para empezar, no todos los bares de Barcelona estarán preparados para acoger conciertos, de hecho éstos serán la mayoría, entre otras razones por sus dimensiones, por su distribución interior y por su emplazamiento. Y no todos los bares potencialmente adaptables desearán que se organicen conciertos, bien por los elevados costes de las reformas para insonorizar el local a pesar de las subvenciones municipales, bien porque los dueños optarán por una oferta más "silenciosa". Es decir, si actualmente Barcelona dispone de más de 7.400 bares, obviamente no se celebrarán 7.400 conciertos como algunos creen, ni 6.000 ni 5.000 ni 4.000. En cuanto al civismo se refiere, casi todos los bares tienen reservado el derecho de admisión, con lo cual se puede restringir el acceso a quienes sean clientes conflictivos bajo la amenaza de clausura del local en caso de incumplimiento. Y por lo relativo a la amenaza de posibles aglomeraciones de turistas, decir que no todos los turistas se interesan por acudir a bares con conciertos musicales sino que también prefieren otros tipos de oferta. La lucha contra el turismo incívico y de borrachera, la regulación del número de pisos turísticos, la clausura de los pisos turísticos y apartamentos ilegales y la apuesta por un modelo de calidad que opte por una ciudad turística en vez de por una ciudad de turismo deberían ser medidas eficaces para evitar los conflictos actuales y que tanto afectan a los vecinos de los barrios.


Propuestas como la de los conciertos musicales resucitan la esperanza de que Barcelona recupere progresivamente su talante cosmopolita abierto e integrador antes mencionado. Y ello debería extenderse a otros sectores artísticos del mundo del arte que merecen ser potenciados. En ese sentido, es necesario dar facilidades para la apertura de talleres de artistas y de galerías de arte, muchos de los cuales lamentablemente han sucumbido ante la subida de los alquileres. Paralelamente, algunos espacios urbanos son aptos para instalación de ferias temporales y para la ocupación de artistas que, a su vez, crean su obra, la exponen al público y la venden.
Todo ello es positivo por varios motivos: supone apostar por el fomento de la cultura y el derecho a la cultura; se ofrece una oportunidad a los artistas emergentes de expresarse y darse a conocer; se potencia la cultura no institucionalizada o popular; estimula la llegada de otros artistas a que desarrollen sus manifestaciones artísticas; evita que muchos artistas deban marcharse a otras regiones o países; otorga prestigio nacional e internacional a Barcelona; genera relaciones de interculturalidad entre ciudades, regiones y países; estimula la diversidad cultural y la multiculturalidad; enriquece artísticamente y culturalmente la ciudad; aumenta la oferta de ocio, arte y cultura; contribuye a mejorar la economía; genera ocupación y autoocupación; y en definitiva, mejora la calidad de vida.


Es necesario que la ciudad sea un referente de atracción de artistas y nuevas promesas emergentes que puedan expresar y desarrollar libremente sus inquietudes artísticas. Igual que sucede en muchas ciudades europeas, Barcelona debería expresar el arte y la cultura por sus calles, el arte urbano fuera de las galerías y centros oficiales para consolidar definitivamente su democratización. En otro nivel, la infraestructura de centros culturales, museos, bibliotecas, cines y teatros debe conservarse y potenciarse, así como la recuperación de la avenida del Paral·lel como el gran eje de ocio y espectáculos de Barcelona. Las administraciones deberían evitar un exceso de control sobre la oferta cultural y regular por consiguiente la presencia de centros cívicos municipales en favor de nuevas iniciativas vecinales para la creación de centros culturales autogestionados, hecho que permitiría una mayor libertad de creación y difusión de la cultura social por la ciudad. En ese sentido, debería haber un mayor equilibrio entre la cultura institucionalizada y la cultura popular, haciendo sentir que es un ámbito al alcance de todos y no de unos privilegiados.

Fotos: Ricard Fernández y Reina Mendoza.

1 comentario:

Canet Bernat dijo...

L'latra lectura seria "prou soroll, els veins volem i necessitem descansar". Es penós veure com només començar el bon temps, cap de setmana sí i cap de setmana també hi ha alguna festa de barri, acte, celebració o qualsevol altra excusa pero posar música a tot volum que es sent molts metres enllà i a vegades fins ben entrada la nit. "El silencio es oro, la palabra es plata".