miércoles, 28 de julio de 2010

¡Oleeeeeeeeeeee!: se acabó la Fiesta

El picador clava la puya y prepara al toro para el tercio de muleta. Luego el banderillero brega y adorna al toro con tres pares de banderillas. Finalmente, el torero hace sus pares de muleta y remata la faena con una estocada final: el último toro de la plaza cae muerto y la Fiesta Nacional ha terminado en Cataluña.
El Parlament de Catalunya ha aprobado con 68 votos a favor, 55 en contra y 9 abstenciones la prohibición de las corridas de toros en tierras catalanas. Las reacciones tanto de partidarios como de detractores no se han hecho esperar, comentarios que un servidor se imaginaba cuales serían y que se ahorra de explicar. Sin embargo, me complace responder al artículo de un blog llamado “Mites i mentides del nacionalisme català” y a un ciudadano de las Islas Canarias “que va de cara”.
Un blog (con un grupo en Facebook) que trata sobre mitos y mentiras del nacionalismo catalán afirma que éste “se empeña a conservar la cultura catalana como si fuera un fósil, en glorificar un apoyo irrestricto a las tradiciones heredadas (algunas de ellas inventadas) y a hacer apología de un conservatismo cultural de cementerio. Alega que “la cultura no es un conjunto estático de valores y prácticas, sino que es el hombre, y la libertad cultural es fundamental para el desarrollo humano”. Dice que “la cultura, la gente, tiene que actuar en libertad, y los nacionalistas catalanes escayolan la cultura”. Y finaliza diciendo que “el hombre se mueve hacia la libertad cultural, y los nacionalistas catalanes se empeñan en que vaya contra dirección, convirtiendo al hombre en estatua, y a la cultura en Decreto-Ley”. En primer lugar, sobre este blog (http://mitesimentides.wordpress.com/) con grupo en Facebook, admito que acerca de unos cuantos mitos y mentiras expuestos por el autor debo decir que no anda del todo equivocado, aunque este no sea ahora tema de debate sino que lo será para un próximo artículo. Sin embargo, yo voy a contestar que los mitos, las mentiras y las manipulaciones no son exclusivos del nacionalismo catalán, sino también de los sectores antinacionalistas, no nacionalistas y sobre todo del nacionalismo español, el gran silenciado por quienes se tachan de “antinacionalistas”, muchos de los cuales no lo son porque defienden un nacionalismo de estado. ¿Acaso el gobierno del PP no manipula la realidad o inventa historias en la Comunidad Valenciana o en Madrid? ¿No lo hace tampoco el PSOE en Andalucía o Extremadura? ¿Nunca mintieron ni manipularon Felipe González o José María Aznar? ¿Son todos objetivos, honrados y honestos menos los nacionalistas catalanes? ¿Es Cataluña un oasis peninsular de mentiras? Debería de crearse un blog acerca de los mitos y mentiras del nacionalismo español (y de otros como el norteamericano) empezando por su modelo “uniforme” de estado que nunca ha existido. Primer gran mito.

En segundo lugar, esa crítica que hace el autor hacia la defensa “petrificada y fosilizante” de la cultura catalana por parte del nacionalismo catalán es exactamente la misma que hacen de la tauromaquia los nacionalistas españoles. Prueba de ello es “blindar” la Fiesta Nacional como un patrimonio de interés nacional en la Comunidad Valenciana y en Madrid, tal y como han hecho recientemente. Sin embargo, nadie les ha criticado por hacer esa “petrificación” de las tradiciones para que sobreviva como sea y a cualquier precio. ¿Acaso muchas fiestas, costumbres y culturas populares catalanas deben morir por evolución y las corridas de toros no? ¿Solo unas fiestas deberían de ser objeto de “fosilización”?
Por lo referente a un señor de las Islas Canarias que ha respondido en un foro de debate del diario La Razón que “los canarios han ido de cara contra las corridas de toros porque no querían el maltrato a los animales a diferencia de los catalanes”, debo de responder en primer lugar que en este caso no tendrá inconveniente en que en su archipiélago prohíban también las viles peleas de gallos. Y en segundo lugar, decir que venga y pase una buena temporada viviendo en Cataluña para que se dé cuenta de que la realidad social de la gente no se corresponde con la ofrecida por los políticos y los medios de comunicación, con el buen propósito de no juzgar algo que desconoce, como suele ser. Quien promocionó la prohibición de las corridas en las Islas Canarias fue el grupo del PP, responsable de hacer una política lingüística similar (aunque no igual) a la catalana en comunidades autónomas bilingües como Galicia y Baleares y de aceptar artículos del Estatuto de Andalucía que en el de Cataluña han sido derogados. El grupo popular se mueve por el “catalanes haced lo que nosotros digamos que haremos para el resto de España lo que nos dé la gana”.
¿Debate identitario en el Parlament? Por supuesto que sí. De los políticos no puedes esperar otra cosa. No solo la prohibición de las corridas de toros responde a dicho debate identitario, pues la defensa de la Fiesta Nacional también lo es aunque eso no se diga. Y si no ¿a qué vienen las banderas españolas con la silueta del toro de Osborne? Todo se politiza. Y la politización de las cosas es mala porque significa un retroceso democrático. Llegará un día que comer “pa amb tomàquet i pernil” será tachado de nacionalista o independentista, y comer tortilla de patata lo calificarán de españolista. Te dirán que si bebes vino de Jerez serás de derechas y si bebes una Estrella Damm serás de izquierdas. Cuando esto suceda, llegará un momento en que ya no se podrá ni salir a la calle, incluso resultará prácticamente imposible levantar la cabeza de la almohada cuando suene el despertador porque uno ya no sabrá qué hacer.

A título personal, soy contrario a las corridas de toros y a cualquier fiesta o tradición que suponga hacer un espectáculo la matanza de un animal, sea española, catalana o extranjera. No me valen argumentos como la conservación de una tradición histórica, de que ha habido muchos toreros catalanes ilustres como Mario Cabré, de que se destruye una parte de nuestra cultura, de que también matamos a mosquitos y cucarachas con insecticidas cuando ellos tienen derecho a vivir, que se despellejan a focas vivas para obtener su piel o que en los mataderos muchos animales sufren al morir sacrificados y sin embargo se permite. Respecto a eso, también soy contrario a muertes crueles, y prefiero una acción sin apenas sufrimiento de un animal en el matadero para su consumo. Tampoco soy vegano y creo que nunca lo seré, pues me gusta comer carne, el pollo y el pescado. Sin embargo, dejar morir de forma natural a la Fiesta Nacional por falta de público, como sucedió en las Islas canarias, tampoco hubiese sido una mala idea, como tampoco me parecería mala idea la celebración de corridas de toros sin matar ni herir al animal, como es el caso de Portugal. Aunque esas otras dos alternativas también se hubiesen criticado porque la cuestión es siempre criticar todo lo que hacemos.
Así, pues, no lo trato como un debate identitario, y como yo, mucha gente catalana, gente que no es nacionalista o independentista o gente del resto de España es contraria a las corridas de toros. Sin embargo, por su condición o procedencia, serán creídos por sus convicciones a diferencia de los catalanes que seremos tachados una vez más de antiespañoles. Una vez más, quienes clavan la puya y dan la estocada a nuestras espaldas son los políticos y los medios de comunicación, los grandes agentes de la ruptura social del país que ven como espectadores lo que han desencadenado. Sin embargo, tampoco defiendo los Correbous catalanes aunque sea una fiesta tradicional catalana. No haber hecho un gesto a favor de su abolición ha roto un posible equilibrio compensatorio y ha puesto en evidencia que se trataba de un debate identitario. Pero lo que cuenta es la opinión de la sociedad catalana, que en su mayoría aboga por una razón de defensa de los derechos de los animales.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bon dia, amic Ricard!

Un text molt interessant el que has escrit avui.

Gràcies per la cita que has fet al blog “mites i mentides del nacionalisme català”. M’ha semblat molt interessant la comparació que feies entre la meva crítica a la política cultural de la Generalitat (que porta a una fossilització de la cultura: la “mata” i conserva en formol”), amb la prohibició de les curses de braus a Catalunya.

Permet un petit comentari al respecte. Considero que no es comparable. En el primer cas, l’objectiu és “conservar”, paralitzar com qui fa una foto i la guarda en un àlbum familiar.

En el segon, l’objectiu és “prohibir”. Ja que estem ficats en el tema: “dar una estocada”.

No són situacions comparables. Les curses de braus estaven en decadència a casa nostra, i es podria deixar que siguin el seu camí previsible, o bé afavorir (no obligar) un canvi de tendència. Però no pas “liquidar” ni tampoc “conservar”. Cap de les dues decisions fóra correcte, en la meva opinió.

Personalment, a mi tampoc m’agraden les curses. Vaig anar una vegada, convidat, i només per la curiositat de saber què era això dels “torus”.

Però la qüestió no és aquesta, sinó de fer polítiques de “prohibició”: prohibir els toros, prohibir rotular només en castellà, prohibir fumar, prohibir els chuches al col•legi... collons, tant prohibir! Que no s’hi fiquin tant en la vida de la gent!

El poder públic no és pas absolut. Té límits. A més, les polítiques engrescadores són les que es fan en positiu, i no pas a cop de garrots.

A Catalunya sobren garrots i garrotades, i manquen polítiques positives.

Salutacions,

Mites

Ricard dijo...

Hola Mites:

Gràcies per la teva opinió, que en sembla molt respectable. Certament, com tu dius, les coses mai no s'arreglen prohibint-les. En un moment del meu article fins i tot dic que la possibilitat que l'afició morís de forma natural hauria pogut ésser una solució absn d'una prohibició. Per a mi està ben clar que s'ha tractat, políticament, d'un debat identitari. El problema d'això és que aquells qui estem disconformes amb les corrides de braus per motius no identitaris en sortim perjudicats. Tu mateix admets que no t'agraden, oi que no voldries que et titllin d'antiespanyol? Nosaltres passem a tenir poca o cap credibilitat i anem a para en un mateix sac. Aquest és el problema de polititzar-ho tot.
Escolta'm, que jo no critico ni tinc res en contra del teu blog. Al contrari. Insisteixo que el teu blog és interessant, i admeto que comparteixo gairebé tot el què exposes sobre mites i mentides del nacionalisme català. Algunes coses ja les sabia però d'altres no. En sembla molt respectable i crec que cal que hagi algú que desenmascari les coses, com tu fas. De tota manera, jo només adverteixo que de mites, manipulacions i mentides en fan també governs antinacionalistes, no nacionalistes, nacionalistes espanyols, federalistes, republicans, monàrquics, comunistes, feixistes, anarquistes, l'Església, l'Exèrcit, etc, etc, perquè cadascun d'ells vol fabricar el seu món i la seva pròpia comunitat de seguidors.

Salutacions.

Ricard

Tomás Serrano dijo...

¿Qué habría pasado si el parlamento español hubiera prohibido las corridas de toros en Cataluña? ¿Se habría dado una berlanguiana escena en la que los políticos catalanes nacionalistas se hubieran rebotado diciendo "de ninguna manera, en Catalunya las prohíbimos nosotros"? O sea, lo del toro torturado me da que es lo de menos...

Ricard dijo...

Hola Tomás:

Pues eso que dices no me sorprendería en absoluto. Personalmente, creo que hay temas que nunca se deberían de haber tocado y que solo han contribuído a distanciarnos con el resto de España. La conciliación de las dos partes ería posible pero políticamente no interesa. En cataluña solo hubieron dos políticos conciliadores, que fueron Cambó y Tarradellas, y por eso enseguida los enterraron.

Anónimo dijo...

Déjeme decirle que a los Canarios no nos importaría en absoluto que se prohíban las peleas de gallos. ¿Sabe por qué? porque la gran mayoría de nosotros o no le gustan o pasan olímpicamente de ellas. Solamente 3 o 4 personajillos son aficionados a ellas, y cada día van siendo más y más viejos porque muy pocos jóvenes están interesados en continuar con ese tipo de prácticas. Por lo que no es algo que mueva masas de miles de personas, como los toros. Y desde luego no es algo que atraiga a centenares de turistas y medios de comunicación a Canarias... todos van por el buen clima, espacios naturales, las playas, su cultura, gastonomía... y por la hospitalidad de sus gentes. Tampoco tenemos festividades especiales con la excusa de hacer peleas de gallos, como ocurre con los toros.
No sé que habrá dicho ese Canario en concreto, pero ya que le invitas a ir a Cataluña...yo te invito a que pases una temporada aquí y veas el tema de los gallos por ti mismo.