jueves, 10 de junio de 2010

Sobre la mujer musulmana y el machismo occidental

El otro día, de camino hacia el trabajo un automóvil se detuvo casualmente en el paso de cebra (por una vez esta marca vial no era algo decorativo) para dejar pasar a una chica. Yo iba detrás, pero cuando estuve a punto de cruzar, el automovilista pegó un acelerón y pasó por delante de mis narices en vez de dejarme pasar como era su deber.
Justo después de ese momento dado a un trato de preferencia hacia esa chica (puesto que si yo hubiese sido también otra chica el conductor también me hubiese dejado pasar) me vino a la cabeza la polémica que se está dando últimamente acerca de las vestimentas de las mujeres musulmanas y en especial de la prohibición de llevar la burka y el niqab en espacios públicos.
En la sociedad occidental, la manera de vestir de la mujer musulmana es algo que veo como preocupa hasta niveles muy exagerados. Ni siquiera otras vestimentas tradicionales como la yihab, la shayla y el chador son aceptadas, es decir, absolutamente ninguna, alegando que se deben a una imposición y a una forma de represión cultural y religiosa y discriminación sexista. Sobre este tema es algo que merece la pena estudiar con más detención, puesto que se trata de algo muy delicado con peligro a cometer fáciles juicios equivocados si se conoce poco el tema. Dado que este tema tan controvertido podría ser objeto de opinión más extensa en otro artículo, esta vez me quiero referir al machismo de la sociedad occidental, es decir, de aquel machismo que no se ve pero que allí está. El ejemplo que he expuesto antes al principio acerca del coche en el paso de cebra demuestra la realidad de fondo de la sociedad occidental que presume de mujeres liberadas, aquella que los medios de comunicación nunca enseñan. ¿Qué es la igualdad de la mujer, la masculinización del sexo femenino en tanto que sea exactamente igual al hombre en todo o bien responde a una igualdad de derechos y oportunidades pero manteniendo la identidad, las características personales y la identidad que identifica a las mujeres como tales? ¿Y la liberación de la mujer, se acepta porque los hombres realmente se alegran de que el sexo femenino les alcance o les supere en sus ámbitos o bien porque la mujer va a ser más accesible como objeto sexual y esto compensa lo otro?

No quiero dudar en absoluto de aquellos hombres que realmente rechazan por convicción ciertas vestimentas típicas de las mujeres musulmanas porque ven en ellas represión machista. No quiero dudar tampoco de la preocupación y sensibilidad que tengan muchos hombres por liberar a una mujer musulmana y que algún día alcance los mismos derechos y oportunidades que las occidentales. Sin embargo, es cierto también que a muchos hombres esa obsesión responde a una pura hipocresía aunque ellos no lo sepan o no lo quieran reconocer. En realidad lo que a ellos les molesta no es tanto que estén sumisas a los hombres o a una religión, sino que “no enseñan muslo, culo y teta” como las occidentales. Es decir, que para ellos la mujer musulmana es una criatura lamentable (igual que las monjas) porque no es sexualmente accesible como muchas otras, y eso fastidia.
Luego los mismos hombres que aborrecen a la mujer musulmana y claman por su liberación son los mismos que practican el machismo occidental, mediante la discriminación positiva y el sexo libre. En realidad, en Occidente, toda liberación y logro conseguido para la mujer es en realidad bajo el consentimiento machista, no bajo el consentimiento de igualdad. Se trata pues de un feminismo machista, de una libertad lograda bajo la supervisión del hombre que ha dado luz verde. Consciente que esto puede irritar a los colectivos más feministas, todo avance femenino en realidad se debe a que no compromete seriamente el estatus masculino imperante y dominante. Y mientras no se “pase de la raya”, se podrá seguir avanzando en derechos y oportunidades pero siempre existirá un techo que no se podrá sobrepasar. El hombre es machista por naturaleza, y por mucho que la mujer alcance altas cotas de la esfera mundial, jamás permitirá que le sobrepase o termine por dominar el mundo. El machismo muta como los virus, es decir, que se elimina una forma pero pronto surge otro adaptado a los nuevos tiempos y a la modernidad. Incluso en un modelo utópico de igualdad absoluta, el machismo también existiría, y en un caso más extremo, incluso si las mujeres llegasen a gobernar a los hombres y a tomar las riendas del planeta. Y para ello da igual la ideología política. Se es machista de derechas, de izquierdas, fascista, comunista, de centro o anarquista.

Sin embargo, ello no significa que no exista conciencia de igualdad por parte de los hombres, puesto que el machismo se manifiesta en diferentes grados y niveles. Ahora bien, el llamado “hombre feminista” no existe, es un mito, ni siquiera los travestidos, los gays o los transexuales lo son. Se puede ser hombre y defensor de la igualdad de derechos y oportunidades de la mujer y ser contrario a la violencia de género, pero jamás se puede ser hombre y feminista. Y quien se manifieste como tal miente. En ese caso, esos son los peores porque son machistas por su naturaleza y encima demagogos e hipócritas. Yo siempre les he recomendado a todas las mujeres que he conocido que por su bien jamás se fíen ni esperen nada bueno de un “hombre feminista”. En cambio, para desgracia de ellas, sí que existen “mujeres machistas”, y en la sociedad occidental existen muchas y no hace falta ir a los países islámicos para hallarlas. El mejor ejemplo es la llamada discriminación positiva, de la que muchas callan y aceptan con gratitud si a cambio obtienen unbeneficio o porque no la pueden impedir.
Así, toda igualdad responde en realidad a una operación de imagen. El feminismo está de moda y fomentarlo crea prestigio, pero ese machismo allí está, vivo, caliente, esperando su oportunidad de florecer de forma explícita o bajo el disfraz de “Caperucita Roja”. Por supuesto que casi nadie reconoce su machismo porque eso “hace feo” decirlo abiertamente y es políticamente incorrecto. Hace unos años, me llamó la atención como una empresa de transportes públicos cuyo nombre no voy a decir destacó en su propaganda que el 80% de sus empleados eran mujeres. ¿Significa ello que es una empresa feminista y defensora de la igualdad y los derechos de la mujer? Se puede creer que sí, pero también se trata de una forma de machismo que casi nadie ve. Nos encontramos ante la mujer publicidad, la mujer de “para el consumo”, la mujer como herramienta de prestigio en beneficio de los hombres que están detrás de esta magnífica campaña de igualdad de sexos. Esas mujeres han accedido a un buen puesto de trabajo, pero no se librarán del machismo. Si bien tal vez no sufrirán de acoso sexual por parte de un trabajador, sufrirán sin darse cuenta por parte de los que se encuentran “arriba de todo”, a quienes la igualdad de la mujer no les importa por convicción sino por intereses personales egoístas e individualistas, porque da prestigio, buena imagen y sobre todo, mucho dinero. Vemos aquí la igualdad como negocio capitalista, la feminización integrada dentro del sistema, un valor de uso (la mujer) por un valor de cambio material (dinero) e intangible (prestigio y consideración social).

En definitiva, la mujer liberada occidental responde a un modelo construido sobre una base machista, que regula y tolera esa liberación progresiva en base a sus intereses. Se trata de un negocio rentable porque hoy día, en un sistema capitalista como el nuestro se tiende a capitalizarlo todo para obtener a cambio un beneficio, pues en caso contrario se elimina. El machismo se respira todos los días, en la calle, en los transportes públicos, en el trabajo, en la atención personal, en los locales y salas de fiesta, en asociaciones y entidades culturales… Y a una parte de quienes detestan a la mujer musulmana es porque esta no se ha querido occidentalizar, porque no viste con tejanos, porque no es sexualmente accesible, porque no enseña tatuajes ni piercings y porque no usa camisas que marquen buenas tetas.
Por lo que se refiere al Islam y a la manera de vestir de ellas (¿voluntad o represión?) eso tal vez sea objeto de otro artículo para otra ocasión.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola soy administrador de una red de blogs estuve visitando tu página y me pareció muy interesante. Me encantaría que pudiéramos intercambiar links y de esta forma ambos nos ayudamos a difundir nuestros páginas.
Si lo deseas no dudes en escribirme.
Exitos con tu blog.

saludos

Paulo Jose
contacto: paulojose0805@hotmail.com

Ricard dijo...

Hola:
Me alegro de que te guste mi blog. Perdona que no te haya podido responder antes, pero he estado muy ocupado y no renuevo el blog con la frecuencia que desearía.
Tu preopuesta me resulta interesante. Cuando disponga de más tiempo libre ya nos pondremos en contacto.

Julio dijo...

Leyendo tu, por así decirlo, artículo, me han sorprendido varias cosas:

“ ¿Y la liberación de la mujer, se acepta porque los hombres realmente se alegran de que el sexo femenino les alcance o les supere en sus ámbitos o bien porque la mujer va a ser más accesible como objeto sexual y esto compensa lo otro?”

Es la pregunta que me hago yo siempre, yo no sabía que la liberación de la mujer me permitía cascármela más frecuentemente, hombre seguramente en los tiempos en que andaba más “con la pata quebrada y en casa”…. En fin, por un momento creía que este artículo lo había escrito un hermano de Bin Laden.

“En realidad lo que a ellos les molesta no es tanto que estén sumisas a los hombres o a una religión, sino que “no enseñan muslo, culo y teta” como las occidentales. Es decir, que para ellos la mujer musulmana es una criatura lamentable (igual que las monjas) porque no es sexualmente accesible como muchas otras, y eso fastidia.”

El tópico de las monjas, perdona que no se te note el plumero de ambigüedad relativista de la que inconscientemente haces gala. Hombre, a mí no me gusta mucho el exhibicionismo (ir a una playa nudista, ver un tanga asomándose por el pantalón, ), pero de ahí a ser comprensible con mujeres embutidas de burkas, chadores y niqabs no enseñando más que manos, caras, ojos o simplemente nada aunque sea a elección suya me parece digno de tu cacao mental que llevas en la cabeza chaval. Aparte de temas como seguridad y salud, de los cuales tu desconoces en lo que respecta al uso del burka el niqab. Por cierto, no creo que las mujeres sean de piedra al contemplar torsos desnudos de playistas, nadadores, salvavidas, modelos de ropa interior…

“Luego los mismos hombres que aborrecen a la mujer musulmana y claman por su liberación son los mismos que practican el machismo occidental, mediante la discriminación positiva y el sexo libre.”

Coño, creía que lo había escrito un clérigo wahabí pero si resulta que lo escribe un español, perdón, un andalusí de la Alianza de Civilizaciones…

Julio dijo...

“En realidad, en Occidente, toda liberación y logro conseguido para la mujer es en realidad bajo el consentimiento machista, no bajo el consentimiento de igualdad. Se trata pues de un feminismo machista, de una libertad lograda bajo la supervisión del hombre que ha dado luz verde.”

O sea que si volvemos a los tiempos del rapto de la novia, o de la poligamia, de la ablación, del castigo a las adúlteras,… resulta que es un regresión feminista, o sea, por lo tanto hacer como las mujeres de Egipto (abanderado de la lucha feminista en Oriente Medio)… como las que aparecen en una foto de Nasser que iban vestidas al modo occidental y volver a la edad media como en los últimos años del depuesto Mubarak: con chadores, niqabs y burkas.

“Sin embargo, ello no significa que no exista conciencia de igualdad por parte de los hombres, puesto que el machismo se manifiesta en diferentes grados y niveles.”

Más igualdad más machismo! Lo nunca visto, si este artículo parece inspirado en nuestro amadísimo ayatolá Jamenei…

“Vemos aquí la igualdad como negocio capitalista, la feminización integrada dentro del sistema, un valor de uso (la mujer) por un valor de cambio material (dinero) e intangible (prestigio y consideración social).”

El feminismo es capitalismo! Si que es verdad que desde que cayó el muro de Berlín a algunos buscan la referencia perdida precisamente en el Islam como demuestra este texto:

“Y a una parte de quienes detestan a la mujer musulmana es porque esta no se ha querido occidentalizar, porque no viste con tejanos, porque no es sexualmente accesible, porque no enseña tatuajes ni piercings y porque no usa camisas que marquen buenas tetas.”

Quieres decir entonces que si borran todo rasgo de sexualidad como marcar trasero con pantalones, usar camisas o camisetas, etc. resulta que es aceptable dado que no están sometidas al feroz capitalismo occidental y cultivan su virtudes feministas de cara a su único esposo (el cual puede exhibir sus atributos masculinos y su ropaje occidental a la última moda).
Entonces nosotros debemos hacer lo mismo porque usamos pantalones que marcan paquete y trasero, camisas y camisetas que marcan nuestro torso y hombres, es más lo enseñamos con más frecuencia sobre todo si hace mucho, mucho calor, claro que como supongo que las mujeres son seres que no sienten nada… vamos hombre, tu artículo es puro calco de un clérigo musulmán ¡a donde hemos llegado con esta izquierda!

Ricard dijo...

Hola Julio:
No me había dado cuenta de tus comentarios hasta ahora. Me parace que no has comprendido bien mi artículo o yo no me he sabido explicar bien. Yo solo vengo a decir que estoy totalmente a favor de la igualdad de la mujer en derechos y oportunidades, solo que paralelamente a ese deseo el machismo siempre existirá adaptándose como un virus a nuevos tiempos y que nuestra sociedad occidental a menudo juega hipócritamente con el tema de la igualdad. Es decir, que bajo esa presunta igualdad de la mujer occidental existen pretensiones machistas encubiertas. Yo tampoco estoy a favor de los atuendos de la mujer musulmana impuestos por los hombres. Yo solo digo, en resumen, que defiendo la igualdad y la liberación de la mujer, pero eso sí, una igualdad REAL y no esa hipocresía y demagogia que se practica en nuestra sociedad.

Fátima dijo...

Es el Islam, también loshombres deben vestir con pudor: nada de ir marcando paquete, nada de ser vanidoso vistiendo ropas de marcas, y sobre todo nada de enseñar desde su ombligo a las rodillas. Esa zona del cuerpo masculino no se puede enseñar. Entonces, volvemos a lo de siempre: no solo ellas tienen que cubrirse y vestir con modestia, ellos también. Eso es lo que dice el Islam y muchos musulmanes lo cumplen. Pero no debemos olvidar que una cosa es lo que dice la religión y otra lo que hacen sus "seguidores".

Soy musulmana ( antes católica, y de familia española por los cuatro costados), llevo hiyab, no tengo marido, ni padre, ni hermanos varones... ¿Quién me obliga a llevarlo? Nadie, es mi elección. ¿Quién obliga a mi vecina del quinto a vestir medio desnuda...? Nadie, le gusta. ( Bueno, tal vez la obligue esta sociedad porque parece que cuanto más enseñes, más mujer eres).

COn todos mis respetos a todos y a todas.