viernes, 30 de enero de 2009

¿BILINGÜISTAS REALES? DE ESO NADA


En aquellos territorios como Cataluña donde se habla más de una lengua, el bilingüismo es un tema de eterno debate y que últimamente, a raíz de la postura adoptada por determinados partidos políticos y por el relativamente reciente “Manifiesto por una lengua común”, ha levantado polémica y controversia.
Sin embargo, merece la pena analizar a estos partidos políticos que alardean tanto de su defensa por las lenguas oficiales. Primero de todo, deberían de empezar por plantearse qué entienden por bilingüismo, pues en vistas del panorama actual, no parece un concepto muy unificado ni universalizado que digamos.
Por un lado, tenemos aquellos partidos que abogan por un modelo de inmersión lingüística. Ello supone, en el caso de Cataluña, que toda la enseñanza se recibe en catalán, salvo las asignaturas de lengua y literatura española y lengua extranjera. Es decir, que el castellano queda relegado al mismo nivel de un idioma foráneo, lo cual resulta insuficiente si se quiere garantizar un correcto aprendizaje que debería de ir más allá de las normas gramaticales y la literatura. Para que una lengua se pueda dominar bien, debe de poderse impartir en asignaturas específicas porque eso ayuda a enriquecer el vocabulario y a fortalecer las posibilidades de expresión oral y escrita. Así, en un territorio bilingüe como Cataluña donde son oficiales dos lenguas, debería de ser obligatoria una base troncal comuna para todos los estudiantes donde, además de las asignaturas de lengua y literatura catalana y castellana, hubiesen dos o tres asignaturas de ciencias (biología, geología, matemáticas, física y química, etc.) y dos o tres más de letras (geografía, historia, ética/religión, ciencias sociales, etc.) impartidas en catalán y en castellano. De este modo, el alumno adquiriría de cada lengua, una buena capacidad de expresión oral y escrita en el ámbito gramatical, en el ámbito literario, en el ámbito científico-tecnológico y en el ámbito social-humanístico. Dicho de un modo más sencillo, aprender a entender, hablar, leer y escribir dos idiomas en todos los ámbitos del saber humano, que son las ciencias y las letras. Además, la estrategia interesante resultaría que, por ejemplo, si una determinada asignatura se ha impartido en un curso en catalán, en el próximo se impartiera en castellano, y en el curso siguiente nuevamente en catalán, y así sucesivamente. De este modo, el vocabulario de la materia del curso pasado aprendida en una lengua, al curso siguiente se aprende con la otra, y al terminar los estudios, todos los conceptos serán dominados en ambos idiomas.
En definitiva, se trataría de un método de aprendizaje basado en la paridad de saberes (ciencias y letras) y en la alternancia idiomática que garantizaría al final de los estudios el dominio de las dos lenguas. Y a partir de ahí, que cada uno se exprese como quiera, pero al menos dominará dos idiomas sin excusa alguna.

Por otro lado, tenemos aquellos partidos que abogan por que los alumnos sean escolarizados en su lengua materna, de modo que los padres puedan elegir el modelo que desean para sus hijos. Si el modelo de inmersión lingüística es criticable, este es todavía peor, ya que fomenta el ghetto, un apartheid, y que los alumnos escolarizados en un idioma desprecien a los que la reciben en el otro, creando dos bandos enfrentados, potenciando un conflicto que, socialmente, es minoritario. Estos partidos, que critican la inmersión lingüística en catalán porque los alumnos no aprenden castellano, con este modelo, lo que hacen es fabricar una doble inmersión, impidiendo que los alumnos castellanohablantes dominen bien el catalán y generando así un doble problema. Si son defensores de lo que ellos llaman el bilingüismo real, me resulta incomprensible que aboguen por una doble ramificación. Más que un bilingüismo, lo que quieren es un bimonolingüismo, que educaría a los jóvenes a usar su propio idioma pero sin respetar al otro. El resultado de este modelo, al terminar los estudios, si algún día se llegase a aplicar, sería el de una generación catalanaohablante que adoptaría una postura más radical hacia su lengua, y el de una generación castellanohablante que optaría por “pasar del rollo catalán”.
En relación al “Manifiesto por una lengua común”, debo manifestar que genera muchísimas dudas, con lo cual he optado simplemente por no firmarlo. A pesar de sus aparentes buenas intenciones, pretende que las personas cuya lengua materna no sea el castellano se resignen y admitan que su idioma, por el hecho de ser minoritario, es de segunda categoría, y que su protección y respeto se hará como quien conserva algo folklórico, un regalo de consolación para que nadie se enfade y diga que se les prohíbe. Se puede entender que el castellano es la lengua más extendida en toda España y que conocerla es un deber de todos. Sin embargo, el manifiesto parece expresarlo como si hubiese una intención encubierta de crear un pensamiento común y una sola y única personalidad, y que por el hecho de ser más extendida es más importante, superior. Eso se contradice cuando afirman que “todas las lenguas oficiales en el Estado son igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido”. Y encima afirman que “hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia de ningún tipo”. Lo que antes comentaba: hay que resignarse y aceptar que eres un ciudadano de segunda, y solo hablando la gran lengua común harás méritos para ascender a la primera categoría. O sea, que un “niñato pastillero y tunero” del extrarradio tipo “Neng” o “Juani” que hablase castellano (bueno, es un decir, porque si Cervantes levantara la cabeza y lo escuchara, probablemente decidiría por amputarse la otra mano), valdría más como ciudadano lingüístico que un Josep Maria de Sagarra, un Jacint Verdaguer o un Àngel Guimerà, autores en lengua (o un dialecto como algunos dicen) sin futuro.
Lo más lamentable de todo esto es que este modelo de bimonolingüismo reciba el apoyo de ciertos partidos “de la ciudadanía” y de la “unidad, progreso y democracia” que, a diferencia del PP, se las dan de “verdadera fuerza de izquierdas”. Argumentan que la lengua co-oficial no se debe de obligar sino fomentar. Muy bien. Sin embargo, cuando se fomenta el catalán para los inmigrantes, entonces, ¿por qué se quejan como si se les aplicara un programa de inmersión cuando no es así? Luego protestan porque se pide un cierto nivel de catalán para trabajar en la administración pública catalana. De acuerdo, pero si luego desean que en dichas administraciones todo el mundo pueda ser atendido en la lengua que quiera ¿Cómo lo van a hacer los funcionarios si no se les exige conocer este mínimo nivel de catalán? Que yo sepa, en oficinas, ayuntamientos, ambulatorios, hospitales, etc., que he asistido durante toda mi vida, siempre se ha atendido a la gente en su idioma. No sé, pues, de donde sacan que esto no es así. Y la guinda del pastel es la denuncia de casos de discriminación por razones de lengua. Me parece legítimo y correcto que se alerte de cualquier caso que atente contra los derechos de una persona, y más aún cuando usa libremente un idioma oficial. Sin embargo, cuando se dan casos de discriminación hacia el catalán, como por ejemplo el empleado de RENFE que fue despedido por no hablar en castellano durante una llamada, ¿por qué esos defensores del bilingüismo hacen oídos sordos?
Francamente, creo que actualmente no existe en Cataluña absolutamente ningún partido político que defienda un buen modelo lingüístico. Afortunadamente, nos queda la buena convivencia entre las personas que formamos parte de un gran equipo dentro de un magnífico territorio.

miércoles, 21 de enero de 2009

¿Me deja sentar, por favor?


Desde hace ya unos cuantos años en general, pero todos los días en particular, cuando tomo el autobús para ir a trabajar me encuentro siempre con las mismas y lamentables escenas cotidianas por parte de los pasajeros. Se trata de un problema de incivismo que parece invisible pero existe, y mucha gente no se da cuenta de ello. La acción consiste en tener la mala costumbre de sentarse a propósito en el asiento pasillo y dejar la cartera en el asiento ventana, especialmente en las horas punta cuando los autobuses van repletos de personas, para no dejar sentar a nadie, o bien disuadir el pasaje. Las excusas son muy variadas, desde que "me bajo enseguida", hasta que "soy mayor y me cuesta moverme" pasando por el "sentado aquí no me pasa tanto el aire", y muchas otras más. Sírvanse ustedes mismos para completar el juego. Y eso no solamente en autobuses urbanos. Lo mismo sucede en autocares de línea. Hace poco, volviendo con la Alsina Graells de Tàrrega a Barcelona, más de lo mismo. El interior medio repleto y abundancia de pasajeros en la butaca pasillo y la maleta o mochila en la butaca ventana. Y muchos con cara de decir "a mi no me molestes que tengo sueño, y si quieres sentarte sigue buscando y espabílate".
Naturalmente, yo no voy a negar que una persona tenga todo el derecho legal y democrático de sentarse allá donde más le plazca, pues no existe ninguna norma o ley que obligue a la fuerza a tomar preferentemente el asiento ventana cuando ambos estén libres. Así que, por supuesto, ello no va dirigido a todo el mundo que opta por el asiento pasillo, en absoluto. No es mi intención criminalizar o generalizar. De todos modos, por la actitud, y en eso soy muy intuitivo, se nota quien lo hace de buena fe e inconscientemente y quien lo hace con la mala baba de no dejar sentar como la gente tuviese la peste. Obviamente, cuando se les pide si te dejan sentar, lo hacen, ya que en caso contrario se les vería el plumero. Sin embargo, aunque no lo prohiban porque no pueden, existe la intención de disuadir lo máximo posible al pasaje que sube en el autobús, pues un viajero, inconscientemente, tomará antes un asiento libre del pasillo que uno libre de la ventana si el opuesto está ocupado. Es decir, antes de proceder a las molestias de ir y decir "por favor, ¿me deja pasar?", tomarán cualquier otro asiento libre y punto. Y más disuasorio resulta cuando la persona que toma el asiento pasillo pone la bolsa o la cartera en el asiento ventana, como si se tratara de un maletero.
De acuerdo. No es obligatorio pero es recomendable tomar primero el asiento ventana especialmente en las horas punta o cuando se prevé una gran afluencia de viajeros, del mismo modo que es preferible ceder el asiento a personas que merecen una especial atención (embarazadas, lesionados, ancianos, etc). ¿Tan difícil resulta pensar un poquito en los demás y en las circunstancias que se avecinan? El transporte público es de todos y para todos, y quien quiera un asiento exclusivo, por favor, que vaya al Camp Nou o al Lluís Companys y se abone uno.

martes, 13 de enero de 2009

QUÉ FÁCIL ES SER ALCALDE


Que fácil que es ser alcalde hoy en día. Parece mentira pero es así. Gracias a las nuevas tecnologías, puedes mandar y hacer gestiones a kilómetros de distancia del municipio al cual perteneces y tienes a tu cargo. Mediante Internet, no hace falta ni que te muevas de la butaca de tu casa. Con solo apretar una tecla, das el visto bueno de la mayoría de asuntos a tratar, sin necesidad de cuestionar y discutir nada con los miembros de tu partido o con la oposición. Solo hay que acudir al municipio únicamente cuando hay plenos o asuntos de suma importancia, o sea, un par de veces al mes a lo sumo.
En definitiva, ser alcalde es como un juego de mesa o de ordenador, sin más. Obtener buenos resultados solo depende de tus habilidades. Muy lejanos quedan los tiempos en los que un alcalde mandaba de verdad y procuraba establecer una proximidad con la ciudadanía, un diálogo cara a cara con la gente, y se convertía casi en un vecino más del barrio.
En Barcelona, el paso definitivo del alcalde tradicional al alcalde gestor se dio con la llegada del franquismo. Sin embargo, bajo el régimen de Primo de Rivera ya hubo un precedente de este giro, con el mandato de Darius Rumeu i Freixa, Barón de Viver, que ha pasado a la historia por la renovación de la ciudad como consecuencia de la Exposición Internacional de 1929. El motivo del cambio era muy sencillo. Bajo un gobierno militarista y autoritario se perdía por fuerza la popularidad y se ganaba fuerza en la toma de decisiones, sin el peligro de perecer bajo una protesta o una revuelta popular en caso de desacuerdo ciudadano. Eran los tiempos en los que, casi por primera vez, el/la ciudadano/a debía de cargar y asumir las actuaciones de los barrios, tanto si le gustaban como si no, lo que vulgarmente se dice “tener que tragar”. Durante la Segunda República, en cambio, a pesar de la inevitable influencia del nuevo estilo impuesto por el Barón de Viver, en parte también debido a la llegada de nuevos tiempos, se intentó recuperar la figura del alcalde próximo a su ciudadanía, pero fue un breve período que se vio impedido de fructificar por la Guerra Civil. Finalmente, bajo el yugo del franquismo, el primer alcalde de la ciudad, Miquel Mateu i Plà contribuyó a ese giro definitivo en la forma de gobernar. Desde entonces, un alcalde pasaría a ser para siempre un gestor, un empresario, y Barcelona una empresa, una fábrica que produce y se transforma, con una ciudadanía equivalente a la mano de obra que hace funcionar un sistema mecánico y abierto como es la ciudad.

Y así continuaron sus dos sucesores hasta la llegada a la “Casa Gran” de Josep María de Porcioles, el cual llevó el modelo de alcalde gestor-empresario a su máximo exponente. Figura insigne y a la vez muy controvertida, ya que tiene desde grandes admiradores hasta feroces detractores, solo le bastó con rodearse de empresarios y directivos de su confianza para la construcción de la Gran Barcelona. Su radio de influencia fue tan fuerte que incluso casi contribuyó a la transformación de Cataluña, llegando a niveles de decisión que prácticamente rebasaban a los de los gobernadores civiles. Con independencia de la clase de hombre que llegó a ser, Porcioles se erigió indudablemente decisivo para la modernización de Barcelona y Cataluña y se convirtió en un personaje carismático por su gran inteligencia, cultura y formación académica, que contribuyó a una renovación y “suavización” del autoritarismo franquista que tan duro fue durante la autarquía.
Actualmente en democracia, los 30 años de socialismo en Barcelona confirman la consolidación y continuidad de la figura del alcalde gestor-empresario y de la capital catalana como empresa productiva, y ello se ha extendido al resto de alcaldes y municipios catalanes. Para ellos, cuanto más lejos de la ciudadanía, más seguros se sentirán y más protegidos estarán. Representa la postura más cómoda y menos engorrosa de trabajar y apoltronarse al poder años y años. Es el gobierno del pueblo pero sin el pueblo. Entonces, ¿por qué se quejan algunos de ellos del porciolismo cuando en realidad no se ha hecho otra cosa más que continuar del modelo Porcioles en vez de empezar desde otro punto de partida nuevo? Sin lugar a dudas, el modelo de la Barcelona actual se le debe a él.

martes, 6 de enero de 2009

DISFRUTANDO DE LA NOCHE MÁS MÁGICA

Cabalgata 2007. Disfrazado de escolta de carroza junto a mi amigo
Francisco, conductor de carrozas en varias ocasiones

Un año más no solo he presenciado sino que he tenido el placer y el honor de vivir y participar en vivo y en directo en la Cabalgata de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente de Barcelona. Una noche mágica única e inolvidable, y posiblemente la rúa más espectacular y cargada de sentimientos de todos los tiempos, que ninguna otra cultura en el mundo ha podido siquiera igualar y mucho menos superar. Un espectáculo admirado, respetado y reconocido por todas las personas, todas las razas y todas las civilizaciones.
Este ha sido el cuarto año consecutivo que he podido asistir, como colaborador técnico, acompañando a las carrozas, escoltándolas como un soldado sagrado defensor de la paz, saludando al numeroso público asistente, sonriendo y acariciando a los niños y niñas y recogiendo cartas.
Pero a diferencia de los años anteriores, la de este 2009 ha sido muy especial, y no precisamente porque se haya procedido a la renovación del diseño de algunas de las carrozas o porque haya tenido un toque más multicultural y multiétnico. El motivo se debe a que, por primera vez, me he montado en una carroza real, he contemplado el desfile desde primera fila y he repartido centenares de caramelos. Es decir, que ha contribuido a la magia de la Cabalgata y he podido ofrecer alegría indefinida.
La cara más dulce de la Cabalgata es contemplar el hermoso y dulce rostro de los niños y niñas observando el desfile de carrozas con una expresión indescriptible de inocencia e ilusión hacia algo mágico. Por un instante desearías recuperar esa infancia y que la humanidad fuese siempre así, incluso de adulta. También te deleitas con la presencia de personas especiales, es decir, disminuidos físicos y psíquicos, aposentados en primera fila. Es el toque sentimental y solidario y los primeros en recibir caramelos y un fuerte abrazo. -¡Los Reyes Magos también os quieren!- parece que les diga con una sola y simple expresión inefable.

Cabalgata 2008. El tercero por la izquierda que estira el brazo hacia la carroza soy yo


En general, ver tanta alegría de 400.000 personas repartidas a lo largo de 5 kilómetros de recorrido, parece algo imposible en una ciudad donde la humanidad y la humildad escasean y a menudo nos autodegradamos. Es por ello que resulta milagroso observar como tantos y tantos prejuicios que a diario nos vemos forzados a tener, de pronto, por una noche al año, quedan aparcados, y a cambio, solo ves sonrisas y aplausos a cada lado de las calles, de ciudadanos de hecho y de derecho alegres y satisfechos de recibir 15 toneladas de caramelos. Al sentirte mago de ilusiones espirituales y ver como te lo agradecen, te sientes reconfortado, porque de algún modo, la noche de Reyes ha sido, es, y probablemente será, el instrumento para reconciliarte con la sociedad. Durante aquellas horas las diferencias por toda clase de motivos y que a menudo son objeto de guerras, desaparecen. Seas hombre, seas mujer, seas negro, seas blanco, seas católico, seas musulmán, seas rico, seas pobre, seas heterosexual, seas gay, seas progresista, seas conservador, seas honrado, seas ladrón, seas fuerte y sano, seas minusválido… seas lo que seas, ante el paso de la Cabalgata todo el mundo es igual. Por ello, es de lamentar que sea algo tan efímero y que no se prolongue las 24 horas del día durante los 365 días del año.
La Cabalgata de Reyes del presente año, por ser la mejor que he vivido, está dedicada especialmente a la memoria de mi madre y mi padrino, y de todas aquellas personas que han desaparecido durante el 2008 y que ya cité en anteriormente en mi discurso de Navidad. Estoy seguro que todos juntos también habrán desfilado aunque nadie los haya visto, con su carroza invisible pero más real que la Real. En resumen, la Cabalgata de Reyes consigue en el mundo entero por una noche lo que resulta utópico e imposible a lo largo de un año. ¿Será un milagro? Quien sabe, tal vez sea una señal de que PROBABLEMENTE DIOS SÍ EXISTE. DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA DE LA VIDA.

sábado, 3 de enero de 2009

Una campaña legítima y respetable pero que fomenta errores y confusiones

Me ha dejado sorprendido la campaña que las asociaciones Ateus de Catalunya i Unió d’Ateus Lliurepensadors van a hacer a partir del día 12 del presente mes para promover el ateísmo mediante anuncios publicitarios en algunos autobuses de Barcelona con el lema “Probablemente, Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Ambas asociaciones promotoras aseguran que la campaña tiene como objetivo sensibilizar a la ciudadanía atea, no creyente y librepensadora en general sobre la necesidad de hacerse visibles, de sentirse orgullosos de sus convicciones y de reivindicar para ellos los mismos derechos y libertades que se reconocen en otras ciudades por el mero hecho de poseer o manifestar unas creencias religiosas.
Ahora bien, la cuestión a plantear es qué hay realmente detrás de esta campaña, pues bajo la aparente buena intención de reclamar unos derechos, también podría existir un intento de hacer proselitismo ideológico, de conseguir adeptos a su manera de pensar. Con ello no estoy ni mucho menos acusando de que esto sea así, pues podría estar haciendo una injuria y en realidad solo planteo una duda razonable. Por ejemplo, a pesar de que ellos aseguran respetar a los creyentes y no tener nada en contra ellos, sin embargo, conozco el testigo de una cercana amistad que fue a visitar a una de esas asociaciones y trató con un miembro que intentó convencerle en cinco minutos de que Dios no existía.
De ningún modo estoy yo negando o limitando los derechos del colectivo ateo, y yo como creyente jamás intentaré convencerles de que Dios existe. En cambio, lo que sí deseo expresar, es que existen ateos (no todos) que tienen una concepción muy equivocada acerca de los creyentes. Para empezar, confunden Dios con religión, iglesia y cristianismo, es decir, que ser creyente implica necesariamente ser religioso. Los cuatro conceptos son distintos a pesar de la estrecha vinculación entre ellos, pero el planteamiento sobre la existencia de Dios va más allá de hechos culturales. Así, pues, en el supuesto de que nunca hubieses existido religiones, la humanidad se hubiese planteado igualmente la existencia de un ser superior y ello hubiese dado a la formación de creyentes bajo unas bases distintas a las actuales. En absoluto negaré los errores y las barbaridades cometidas por la Iglesia Católica, pero ello no me ha obligado a renunciar a la fe, ya que el uso de la razón me ha abierto otras posibilidades que funcionan y son perfectamente compatibles con los cambios de los tiempos. Comentarios como el de una actriz española cuyo nombre no voy a decir la cual afirmó que “fue a un colegio de monjas y se convirtió en atea perdida” es propio de personas incapaces de ver y pensar más allá de un palmo de sus narices.
Otro gran error de algunos ateos es el de relacionar ateísmo con librepensamiento, libertad, felicidad y calidad de vida. Es decir, se concibe al creyente en Dios en general y a la persona religiosa en particular como un ser reprimido, incapaz de pensar más allá de sus convicciones, de cabeza cuadrada, inflexible, opresor, reaccionario, amargado e infeliz. Y además, para guinda del pastel, el creyente y el religioso son los pobres idiotas temerosos de la vida, aferrados a un mito “inventado para explicar lo que no tiene explicación” porque no quieren aceptar la muerte y encubren su miedo, su inseguridad y su cobardía “viviendo del cuento”. Entiendo que el fanatismo religioso, especialmente el de determinados grupos católicos ultraconservadores y de algunos colectivos islamistas han perjudicado y criminalizado la imagen de muchos creyentes. Solo hay que ver la situación en la que viven los países bajo regímenes teocráticos, que asesinan “en nombre de Dios”, es decir, se agarran a un ser de bien para hacer el mal. Sin ir más lejos, en nuestro país, el nacional catolicismo bajo el régimen franquista contribuyó a dañar la imagen del verdadero Dios y del creyente, lo que ha llevado en democracia a adoptar una reacción en contra, incluso una actitud de venganza.
En resumen, a lo que hay que hacer frente es a los fanatismos y a los fundamentalismos, pero no relacionar Dios y religión con ambos conceptos. Eso es presuponer que las tiranías son propias de sociedades religiosas. ¿Y el nacional socialismo de Hitler y el comunismo de Stalin, ambos ateos, acaso no eran una tiranía por el hecho de negar a Dios? Es un error, pues, pensar que exterminando las religiones del mundo se acabarían con las dictaduras, ya que de nada serviría. Quien tiene vocación de dictador simplemente lo es, con Dios o sin él.

Otro aspecto curioso a analizar es el lema de la campaña: “Probablemente, Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Es decir, que dan por sentado que quien es creyente no disfruta de la vida y no es libre de pensar y de hacer. La cuestión a plantear es qué entienden ciertos ateos (insisto, no todos) por “disfrutar de la vida” y “ser libre”. Aquí hay una clara contradicción. Para disfrutar de la vida y de la libertad necesitan ser ateos, es decir, que ellos están admitiendo sin quererlo que necesitan depender del ateísmo para llegar a obtener este disfrute, como el drogadicto necesita su dosis para calmar el mono. Luego un ateo ya no es tan libre como cree, sino que padece una dependencia para llegar a ese objetivo. Si a esto le sumamos la incapacidad de pensar otras formas de fe debido a la relación ya citada de Dios con religión, iglesia y cristianismo ¿Dónde está la libertad del ateo de la cual presumen tanto? ¿A qué libertad se refieren y son capaces de alcanzar a diferencia de un creyente? ¿Drogarse? ¿Emborracharse y fumar porros? ¿Dejarse greñas y vestir tejanos rotos? ¿Tatuarse el cuerpo y ponerse pendientes? ¿Irse de fiesta cada fin de semana? ¿Disfrutar de la música heavy? ¿Fornicar con el/la uno/a y e/la otro/a o irse de putas? ¿Ver películas de anticlericales como las de Ingmar Bergman y Luís Buñuel o cine porno? ¿Leer a Karl Marx?
Si eso es lo que se entiende por libertad, yo puedo asegurar que no es necesario ser ateo para hacer cualquiera de las cosas antes mencionadas. Seguro que existen personas creyentes que serán incapaces, pero al menos ese no es mi caso en particular, pues mi libertad de pensamiento y de acción, como creyente que soy, no viene marcada por la mala conciencia de si Dios me va a castigar o no. Las cuentas con el Altísimo ya las pasaré cuando me llegue la hora. ¿Cuánta gente extremadamente religiosa y miembros del clero no han sido pillados en escándalos financieros y sexuales?
Finalmente, no desearía terminar mis valoraciones sin retomar nuevamente el lema de la campaña: “probablemente, Dios no existe”. ¿Probablemente? O sea, que los ateos tienen dudas razonables y en el fondo son incapaces de afirmar rotundamente que Dios no existe. Lo mismo se podría decir de los creyentes, pues existen diferentes grados de fe, desde la más ingenua hasta la de pura conveniencia. Nada más hay que recordar a un Papa que afirmó “cuan rentable era el negocio de la fe”, o los dictadores que se amparan bajo el palio de la Iglesia para someter al pueblo y convertirse en un ser divino, algo frecuente en culturas latinas esa relación de Dios y patria. En definitiva, del mismo modo que un creyente debe de hacerse planteamientos, el no creyente también le conviene reflexionar a qué clase de ateo pertenece y por qué, pues el abanico es amplio: desde creyentes reprimidos que “no han salido del armario”, hasta ateos de conveniencia que no se plantean nada extramaterial por la pura comodidad de no complicarse la vida, pasando por ateos que atribuyen el ser creyente a ser conservador y de derechas para así dárselas de “progre”, y ateos que más que escépticos son en realidad gente resentida y enfadada con Dios porque la vida les ha hecho una mala jugada, como sufrir un accidente, padecer una enfermedad irreversible, acabar arruinado o haber perdido a un ser muy querido.

jueves, 1 de enero de 2009

Facebook o la hipocresía del puritanismo


Empezamos bien al año nuevo. Una vez más, la hipocresía del puritanismo ha vuelto a hacer de las suyas. Recientemente, la red social Facebook ha decidido censurar la mayoría de imágenes que muestran a mujeres amamantando a sus bebés. El motivo de tal acción se debe a que diversos usuarios las han tachado de inapropiadas u obscenas y es por ello que se han visto obligados a suprimirlas. Como reacción, algunos usuarios de la red social decidieron organizar una protesta virtual y realizaron una pequeña manifestación frente a la oficina de Facebook en Palo Alto, California.
La cuestión es qué clase de gente encuentra desagradable una cosa tan natural como es amamantar a un bebé, para mí una de las imágenes más hermosas que nos ofrece la madre naturaleza.
Hay gente que padece una ceguera irreversible del alma, espiritualmente desnaturalizada y que hace un mal uso de los valores conservadores, los cuales, bien entendidos y aplicados no tienen nada de malo. Se puede ser religioso y conservador y a la vez demócrata, tolerante, respetuoso y favorable a los buenos progresos de la humanidad en todos sus campos. Sin embargo, quienes practican sus ideas encerrándose dentro de una burbuja de cristal se estancan y perjudican a quienes les rodean. Según la Biblia, “Dios creó al hombre a imagen y semejanza”. Sin embargo, los puritanos se escandalizan al ver los atributos sexuales de hombres y mujeres. O sea, que por un lado veneran al Altísimo pero por el otro se avergüenzan de lo que Dios les ha dado, es decir, unos pechos y unos órganos sexuales. Si son tan ciegamente gente de Dios, ¿por qué se avergüenzan de su obra? ¿Quiénes son para cuestionar y esconder un don que la naturaleza y que la máxima divinidad les ha otorgado? ¿Estará Dios satisfecho de que quienes le rezan a su vez se avergüencen de su obra? Me parece algo contradictorio. Otra cuestión a plantear es si realmente ellos son tan castos y puros como alardean. Es decir, ¿Quién nos asegura que estos colectivos tan rectos y contrarios al sexo y que se escandalizan al ver a una mujer dando el pecho a su bebé, luego no son los primeros en irse de putas, montarse orgías con travestis o chicos menores de dad en la intimidad y que no son infieles a sus esposas? No puedo evitar de recordar aquel refrán que dice: “dime tú de qué alardeas y te diré de qué no eres.”
Sinceramente, ello demuestra que nunca hay que fiarse de una persona que se autocalifica de puritana, pues son las primeras en traicionarse. Todo merece un equilibrio, pues esta crítica tampoco debe conllevar a irse al otro bando, pensar que todo vale en el sexo y que todo se puede mostrar eliminando por completo el sentido del pudor.