sábado, 15 de noviembre de 2008

¡Vamos Guti, no me llores!

Querido amigo Guti: eres un gran jugador de fútbol, perteneces a uno de los grandes y mejores clubs del mundo, tienes prestigio, tienes fama, tienes juventud, tienes salud, tienes fans, tienes pareja, tienes casa propia, tienes coche propio, tienes toda la vida por delante, tienes mucha gente que te quiere, estás libre de pagar muchos impuestos, sales por la tele, te vas de viaje a donde tu quieres, te vas de fiesta cuando quieres, eres el protagonista de las revistas del corazón, eres una estrella como las de Hollywood, eres objeto de aclamación… en definitiva, que el mundo es tuyo y se postra ante tus pies y millones de personas de este planeta desearían poder llorar con tus ojos.
Pues nada, a pesar de ello el señor no está contento. Le filman al salir de una discoteca y se limita a insultar a todo el mundo.
Querido amigo Guti: ¿de qué te quejas? Vamos hombre, no me llores, que no se te ha muerto ningún ser querido.
El ejemplo de este joven jugador del Real Madrid C.F. es una prueba clarísima que nos sirve para demostrar como el hecho de tener muchas posesiones, riquezas y reconocimientos no son la meta para alcanzar la felicidad, sino que esta depende de uno mismo con independencia de tu situación. Un caso viviente es el de la India, que a pesar de ser ahora un país en vías de convertirse en una nueva potencia mundial, todavía hay millones de personas pobres que viven en la miseria y apenas tienen para comer y son más felices que muchos habitantes de los países ricos que lo tenemos todo. Y eso es algo que quienes han tenido el valor de viajar hasta este insólito, misterioso y en parte hermoso subcontinente indostánico lo han confirmado.
En nuestro país, nada más hace falta observar como una parte de la juventud actual se halla frustrada y resentida, con problemas de drogas y alcohol, de incivismo y de violencia, incapaces de encontrar su sitio en el mundo para poder forjarse un porvenir y una identidad, y mayormente víctimas de unos padres que no los han deseado al nacer y, por consiguiente, no los han educado.
¿Cómo es, amigo Guti, que teniéndolo todo te falte lo más importante, o sea, la felicidad? Muchos de los famosos sois tan pobres que solo tenéis dinero y fama, nada más.

1 comentario:

The Fisher King dijo...

Tu escrito, Ricard, invita a la reflexión. Pocas personas son capaces de formular una crítica adoptando, al mismo tiempo, una actitud compasiva. Tú eres una de ellas. "La ciudad de la alegría", excelente novela del francés Dominique Lapierre ambientada en la ciudad de Calcuta, me hizo partícipar de una riqueza cultural y espiritual apabullante. Si no la has leído, te la recomiendo encarecidamente.

No hay mayor irresponsabilidad, por otra parte, que parir hijos no deseados.

Un fuerte abrazo.